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Hijos de Dios.
de Enzo Patricio Sepulveda Neira - Thursday, 1 de September de 2005, 19:51
 

Mis queridos Hermanos: muchas veces hemos oido que todos los seres humanos somos hijos de Dios y que por esta razón todos nos vamos al cielo.

La pregunta es la siguiente : Somos todos los seres humanos hijos de Dios y donde se van las personas cuando mueren.

Enzo Sepúlveda Neira

<strong>epatriciosn@hotmail.com

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Re: Hijos de Dios.
de Israel Tapia - Thursday, 1 de September de 2005, 23:04
 



 

Juan 1:12 y 13 dicen: "Mas a todos los que le recibieron, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios, eso es a los que creen en su nombre: Los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, mas de Dios."

Hay varios símbolos bíblicos que señalan la verdad de la regeneración. El texto que escogimos  es el de ser engendrados y nacidos de Dios. Es notorio el uso bíblico de este concepto, especialmente por el Apóstol Juan, precisamente el texto de arriba, que se encuentra en el primer capítulo de su "Mágnum Opus" (mayor obra), el Evangelio, establece la regeneración como tema central. En el capítulo tres, Jesús presenta el hecho de ser "nacido de nuevo" dos veces, y "nacido del Espíritu", dos veces, entre los versículos 3 y 8, obsérvese:

Respondió Jesús y le dijo: --De cierto, de cierto te digo que a menos que uno nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: --Cómo puede nacer un hombre si ya es viejo? Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre y nacer? Respondió Jesús: --De cierto, de cierto te digo que a menos que uno nazca de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que ha nacido de la carne, carne es; y lo que ha nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: "Os es necesario nacer de nuevo. El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; pero no sabes ni de dónde viene ni a dónde va. Así es todo aquel que ha nacido del Espíritu."

En su Primera Epístola general, Juan vuelve a hacer énfasis sobre el nacimiento espiritual, principalmente repitiendo la frase: "nacido de Dios" (2:29; 3:9; 4:7; 5:1, 4 y 18), alrededor de siete veces. Esta fórmula hace referencia a la obra de Dios que produce un cambio drástico y total, y una posición nueva: la de hijo de Dios (1 Juan 3:1 y 2).

Otra manera de apuntar a esta misma realidad es como lo hace el apóstol Pablo con los conceptos de "vida nueva" y/o "nuevo hombre", por ejemplo:

Efesios 4:24: "y vestíos del nuevo hombre que ha sido creado a semejanza de Dios en justicia y santidad de verdad." y Colosenses 3:10: "Y revestíos del nuevo, el cual por el conocimiento es renovado conforme a la imagen del que lo creó...",

También se apunta a la misma idea al hablar de "la nueva creación", por ejemplo:

2 Corintios 5:17: "De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas."

No podemos olvidar la riqueza del Antiguo Testamento, donde leemos la oración de confesión del Rey David en el Salmo 51:10:

"crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí."

Dios responde a través de sus profetas con promesas tan ricas y significativas como esta:

Ezequiel 11:19 y 20 "Les daré otro corazón, y pondré un espíritu nuevo dentro de ellos. De la carne de ellos quitaré el corazón de piedra y les daré un corazón de carne, para que anden según mis estatutos y guarden mis decretos y los pongan por obra. Ellos serán mi pueblo, y yo seré su Dios."

Entonces, somos engendrados, nacidos y renacidos por Dios el Espíritu Santo, quien nos renueva y transforma produciendo así un cambio en nosotros. Este es un hecho único, "una vez para siempre", es una obra creadora del Dios soberano, en la cual el ser humano permanece completamente pasivo. Vemos esto en la frase de Juan 1:13: "Los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios."

El nuevo nacimiento no es de sangre, como si fuera una herencia. No es de voluntad de carne, como si nosotros pudiéramos obtenerlo por medios carnales como nuestras emociones, deseos, o esfuerzos. Tampoco viene a través de nuestra voluntad. Nosotros no podemos conseguir el privilegio de ser hechos hijos de Dios con nuestros recursos. La única manera es por la soberana y misericordiosa obra de Dios, o sea, su gracia.

El nacimiento de un niño es un evento maravillo. Lo llamamos, "el milagro del nacimiento". Así también y, cuánto más lo es el nacimiento espiritual, cuando un hijo de ira se convierte en un hijo de Dios. Pero ningún bebé recién nacido puede vivir si no respira, si no responde a su nuevo ambiente. Lo mismo podemos decir de la regeneración, una vez que la nueva vida ha sido implantada por Dios, la nueva criatura comienza a florecer. Ahora en una nueva realidad, como hijos nacidos de Dios, vivimos el privilegio y también la responsabilidad de reflejar a Dios, nuestro Padre, con nuestras acciones, como lo indica Juan, pues, al ser hijo de Dios, reflejamos lo que Dios es.

1 Juan 4:7 y 8 "Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios. Y todo aquel que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor."

Pablo escribe sobre las implicaciones de la nueva vida:

Efesios 2:10: "Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas."

Somos regenerados por Dios para una vida transformada, y este cambio es parte del proceso global de la salvación.

CONCLUSION

Todos somos hijos segun el orden de su creacion por hecho de llevar su imagen, pero no todos son hijos de Dios por el hecho de rechazar su mensaje de fe y arrepentimiento para con Dios. Solo lo que tienen una relacion con dios y le conocen como a Padre son sus verdaderos hijos

TODOS FUIMOS CREADOS PARA SER HECHOS HIJOS DE DIOS PERO NO TODOS RESPONDEN A SU LLAMADO DE AMOR POR LO TANTO SOLO LOS QUE RESPONDEN A SU INVITACION SON HIJOS DE DIOS