En cierta ocasión Jesús estaba reunidos con sus discípulos y comenzó a hablarle acerca de la necesidad de que el muriera. Nos dice Mateo 16: 21-23, Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día. Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca. Pero el, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mi, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.
Tenia una hermana una vez en una de las Iglesia que pastoreaba que decía, Satanás no respeta corbatas. Se le presento a Jesús luego de haber ayunado 40 días. En los versículos que citamos, esta Pedro escuchando al maestro, cuando de momento algo entro en el y tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle. Mas adelante Jesús nos dice que fue lo que impulso a Pedro.
Ahora bien, Dios nos ha preparado una armadura espiritual la cual nos ofrece protección total, siempre y cuando nos vistamos con toda ella. Esa armadura es la que nos cita el Profesor Tapia en su comentario. Muchos cristianos tienen la tendencia de solamente ponerse algunas piezas de esa vestidura, dejando al descubierto alguna parte de su vida espiritual. Esa es la parte por la cual Satanás puede atacar. Con nuestra vida espiritual nosotros no podemos hacer como hacemos con nuestro cuerpo físico. Compramos un pantalón con su chaleco, su camisa y su corbata, pero cuando nos estamos vistiendo echamos para el lado la chaqueta, o la corbata o cambiamos la camisa por otra de otro color. Nuestra vestidura espiritual Dios la ha diseñado de tal forma, que cada pieza va en su sitio. Si no te pones una de las piezas de esa vestidura, no estas completo.
y vestíos del nuevo hombre creado según Dios, en la justicia y santidad de la verdad (Efesios 4:24).
Rev. Alfonso Diaz