A todos mis hermanos y hermanas en el Señor,
Gracias por sus oraciones y suplicas. Yo creo en el poder de la oración. Un poder que rompe cadenas, abre puertas aunque sean de hierro, como lo describe Hechos 12:6,10. Le damos gracias a Dios por esa gran familia, la Iglesia, a través de todo el Mundo.