El llamamiento a un buen comportamiento
“Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo” (1 Juan 2:1 VRV 1960).
Hijitos míos; La intensa solicitud del autor por sus lectores, y la franqueza con que les ha hablado en el capítulo anterior, le llevan a emplear este término de intimidad y afecto. Estas cosas os escribo para que no pequéis; las palabras “estas cosas” han de entenderse con referencia al propósito general de la carta, y no solo a lo que acaba el autor de escribir. El noble blanco que pone delante de sus lectores es la perfección absoluta; y lo afirma aquí quizás para que no interpreten mal lo que ha dicho en los versículos 8 y 10 del capítulo anterior (“Si dijéremos que no tenemos pecado… etc.”; y “Si dijéremos que no hemos pecado … etc.”). Y si alguno hubiere pecado; admitiendo desde luego la posibilidad de pecado en la vida de los cristianos a quienes escribe, a fin de fortalecerlos contra el pecado. El autor, a pesar de su misticismo, es, a la vez, practico. Deseando ardientemente la impecabilidad de sus hijitos, reconoce el hecho de que no la han alcanzado todavía. Abogado tenemos para con el Padre; es interesante la palabra traducida por “Abogado”, que consta solo en los escritos de Juan, y empleada por el cuatro veces en su Evangelio (14:16, 26; 15:26; 16:7) y aquí en este versículo; y traducida las cuatro veces en el Evangelio por “Consolador”, más bien que por “Abogado”, como en este versículo. El contexto parece justificar la traducción de “abogado” aquí, pues se refiere a nuestro representante ante el Padre en la corte celestial, a Jesucristo, el justo. Este término (paráclito) se aplica al Espíritu Santo las cuatro veces que se emplea en el Evangelio, pero ahora se aplica a Jesucristo, quien intercede por nosotros ante el Padre. “Como hombre verdadero (Jesús), puede el presentar el caso en favor del hombre con perfecto conocimiento y con verdadera simpatía; como el ungido mensajero de Dios al hombre (Cristo), el esta naturalmente preparado para la tarea y aceptado por Aquel ante quien intercede. Como justo, puede el entrar a la Presencia, de la cual todo pecado excluye.
Dios te bendiga,
Rev. Dr. Alfonso Diaz – Ministerio Creando Conciencia.